Don Quijote en Barcelona
"Una mañana, saliendo Don Qujiote a pasearse
por la playa, armado de todas sus armas, porque,
como muchas veces
decía, ellas eran sus arreos y su descanso el pelear, y no se hallaba
sin ellas un punto, vio venir hacia él un caballero armado asimismo de
punta en blanco, que en el escudo traía pintada una luna
resplandeciente”. (Don Quijote de la Mancha. Parte II. Capítulo LXIV)